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La NEF es una fundación con sede en Londres y realiza una medición alternativa a las de los grandes organismos económicos. Utiliza un índice que tiene en cuenta tres factores: la percepción del bienestar, la esperanza de vida y la “huella ecológica”, cuyos resultados han ubicado esta vez en los diez lugares iniciales a por lo menos siete países latinoamericanos, encabezados por Costa Rica en el primer lugar y Colombia en el tercero, contra ninguno de Europa. Como segundo aparece la nación asiática de Vietnam.
Con respecto a la situación de Paraguay, el índice señala que está en el número 57 en una lista de 151 países medidos. Los datos que aparecen en la página web de la citada fundación internacional nos dan una puntuación a nivel global de 45,8 en una escala de 100.
En cuanto a las calificaciones por factores, señala que nuestro país tiene una “percepción subjetiva del bienestar” de 5,8 sobre 10 puntos posibles, que equivalen “a unos grados más alto que el promedio mundial (que es de 5,28)”, pero debajo del nivel del primer país de la lista, que es Costa Rica (7,3) y de otros de la región, como Argentina (6,4), Chile (6,6), Brasil (6,8) y Uruguay (6,1).
Sobre la esperanza de vida, el informe dice que en Paraguay es de 72,5 años (dato tomado por la NEF de un estudio elaborado por las Naciones Unidas en el 2011) y destaca que esa expectativa es más alta que el promedio (69,9 años) global de las 151 naciones analizadas y, a nivel individual, levemente inferior a las de grandes países como Brasil y China, en ambos casos con 73,5 años.
El caso de España
El caso de España, país que en la década pasada y hasta finales de 2011 era el destino favorito de los emigrantes latinoamericanos, fue resaltado ayer por medios de ese país, y en especial por el diario El Mundo de Madrid, debido a que en el índice de la NEF (conocido también como “índice de felicidad del planeta”) aparece en el lugar número 62, es decir, cinco lugares más abajo que Paraguay.
El periódico cita a un analista de la NEF que explica que “en España se ha producido un grave deterioro de la calidad de vida desde que arrancó la crisis” económica, agregando que “el paro es sin duda el principal problema. El desempleo crea una gran inseguridad, destruye el capital social e influye tremendamente en la autoestima”.
También apunta que la actual crisis europea ha desplazado a Grecia al número 83, mientras que otros “perdedores” son Egipto y Túnez, donde la percepción del bienestar ha caído “sorprendentemente” tras la oleada de la primavera árabe.